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Publicaciones Científicas
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23/04/2013
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La
bacteria Escherichia
coli es el
ser vivo más estudiado por el ser humano y, desde la década de
1970, los científicos hacen virguerías con sus genes para
conseguir, por ejemplo, que produzcan insulina para la diabetes o
unas proteínas empleadas para el tratamiento del cáncer, los
interferones. Ahora, un grupo de investigadores británicos ha
modificado los genes del microbio para que fabrique un biocombustible
que imita las propiedades del petróleo.
Disponer
de un ejército de bacterias produciendo combustible, sin necesidad
de depender de países petroleros como Rusia, Arabia Saudí o Irán,
está más cerca de dejar de ser ciencia ficción, pero todavía
quedan “desafíos para su comercialización”, como reconoce John
Love, director del grupo de biocombustibles microbianos de la
Universidad de Exeter. Actualmente, “el coste de un litro de diesel
bacteriano sería de miles de dólares, es demasiado alto”,
explica.
Love
y sus colegas han aislado genes de otras especies de bacterias y han
preparado un cóctel con ellos en el interior de la Escherichia
coli. Han utilizado,
por ejemplo, genes de Photorhabdus
luminescens, una
bacteria que emite luz y es letal para los insectos. El microbio
transgénico resultante es capaz de convertir ácidos grasos en
hidrocarburos “estructural y químicamente idénticos” a los
hidrocarburos habituales del diesel. “Si todo va bien, este tipo de
combustibles se podría usar dentro de 10 o 15 años. Como son
réplicas exactas de combustibles fósiles, la persona que llene el
depósito del coche en la gasolinera no se dará ni cuenta de que
está usando un biocombustible”, opina Love.