Uno de los ejemplos que más preocupan a las organizaciones ecologistas es la producción de aceite de palma. Un informe de Greenpeace
denunciaba la destrucción de bosques de turberas de Indonesia, lo que
provoca el aumento de emisiones de gases de CO2. ¿La finalidad?
Satisfacer la demanda de aceite de palma para su uso en alimentación,
biocombustible y cosmética.
La degradación y la quema de estos bosques causan cada año una emisión de 1.800 millones de toneladas de gases de efecto invernadero.
"En los últimos años se ha producido un 'boom' del aceite de palma", afirma Miguel Ángel Soto, responsable de la Campaña de Bosques de Greenpeace. "Los bosques de turbera son zonas de emisión de carbono, que surge debido a la extracción de madera y a la quema de la madera sobrante. Ese proceso provoca que se liberen gases de efecto invernadero", añade. Los principales bosques se encuentran en Indonesia, pero se localizan también en muchas zonas tropicales. Se trata de áreas parcialmente inundadas y, al drenarlas, la turbera entra en contacto con el oxígeno y se degrada.
Pero aparte de la cosmética, el sector de los biocombustibles es el promotor del 'boom'. En un principio, dicen en Greenpeace, si se ha usado el aceite de palma para gasolina diesel ha sido para lograr una reducción de emisiones. Y ahí es donde se ha dado la paradoja: "Queremos evitar la emisión de gases de combustibles fósiles pero incentivando el efecto contrario, con una tala de bosques que provoca emisiones de CO2".
La degradación y la quema de estos bosques causan cada año una emisión de 1.800 millones de toneladas de gases de efecto invernadero.
"En los últimos años se ha producido un 'boom' del aceite de palma", afirma Miguel Ángel Soto, responsable de la Campaña de Bosques de Greenpeace. "Los bosques de turbera son zonas de emisión de carbono, que surge debido a la extracción de madera y a la quema de la madera sobrante. Ese proceso provoca que se liberen gases de efecto invernadero", añade. Los principales bosques se encuentran en Indonesia, pero se localizan también en muchas zonas tropicales. Se trata de áreas parcialmente inundadas y, al drenarlas, la turbera entra en contacto con el oxígeno y se degrada.
Pero aparte de la cosmética, el sector de los biocombustibles es el promotor del 'boom'. En un principio, dicen en Greenpeace, si se ha usado el aceite de palma para gasolina diesel ha sido para lograr una reducción de emisiones. Y ahí es donde se ha dado la paradoja: "Queremos evitar la emisión de gases de combustibles fósiles pero incentivando el efecto contrario, con una tala de bosques que provoca emisiones de CO2".