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El café arábiga salvaje podría desaparecer en 70 años por el cambio climático

Las alteraciones provocadas por el incremento de las temperaturas globales en el planeta en países como Etiopía y Sudán podrían llevar a la pérdida de entre el 65% y el 100% de la superficie apta para el cultivo del café arábiga salvaje.

Representa el 70% del mercado global de café, mientras que la variedad Robusta, mucho más intensa en cafeína, es apreciada sobre todo en países como Grecia y Turquía. Los resultados de la investigación, la primera en analizar específicamente el potencial impacto del calentamiento global en la producción de café, confirman la vulnerabilidad climática de la segunda materia prima más comercializada en los mercados internacionales, después de los hidrocarburos.

"El peor escenario, según nuestro análisis, es que el arábiga salvaje podría estar en extinción para 2080", explica Justin Moat, investigador...   El café arábiga crece de forma salvaje en Etiopía, principal productor del mundo, Sudán, Kenia y, en menor medida, Yemen. Y la diversidad genética que ofrece en su modalidad salvaje con respecto al grano cultivado en plantaciones supone una garantía de adaptación y supervivencia ante las variaciones climáticas, según los expertos. "Las variedades de arábiga empleadas en las plantaciones en todo el mundo provienen de un stock genético muy limitado, que carece de la flexibilidad requerida para hacer frente al cambio climático y a otras amenazas, como los pesticidas o las enfermedades", aseguran los autores del informe. 

ESCENARIO CATASTRÓFICO
El estudio combina modelos informáticos con el trabajo de campo en países productores, y analiza el impacto del calentamiento global sobre las superficies cultivables de la especie en función de tres escenarios diferentes de emisiones de CO2. Según la hipótesis más benévola, en 2080 habrá una reducción del 65% en el número de localidades bioclimáticamente aptas con respecto a la situación actual. Según el escenario más catastrofista, esa reducción en la superficie de cultivo del arábiga salvaje sería del 99,7%.

"Los agrónomos son buenos ideando soluciones y si la calidad del café cultivado se resiente [como consecuencia de esa pérdida de diversidad genética], los operadores del mercado en Amberes apuestan a que a la mayoría de nosotros le dará igual mientras los precios en los menús sigan igual", afirma el crítico gastronómico Oliver Strand. 

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